Decir siempre fue más fácil que hacer. Callar es mejor que opinar.
Nos callamos y no hacemos.
Las
nubes cargadas de problemas vienen a tapar las estrellas. Se llevan el
resplandor, las luces. Su brillo se opaca con aquella oscura y vil
mentira de que todo lo que queremos siempre es difícil de alcanzar.
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