Solamente cuando el último árbol esté muerto, el último río esté
envenenado y el último pez esté atrapado, entenderemos que no se puede
comer el dinero. No soporto la violencia, la mentira, la injusticia ni
la hipocresía, intento no etiquetar y que no me etiqueten, me indigna
que se clasifique a las personas como si fueramos una mercancía que hay
que vender a toda costa. La infinidad de sutiles rasgos que conforman
nuestro caracter és lo que nos hace únicos para bien ó para mal.