"Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitada, inquieta; ¡descubriré el precio de la felicidad!. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré a que hora preparar mi corazón…Los ritos son necesarios".

9 de diciembre de 2009

LA TRISTEZA Y LA FURIA (Jorge Bucay)


En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás dondelos hombres transitan eternamente sin darse cuenta...En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.Había una vez... un estanque maravilloso.Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos loscolores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejabanpermanentemente...Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndosemutua compañía, la tristeza y la furia.Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- sebaño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, asíque, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...Y así vestida de tristeza, la furia se fue.Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugardonde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sinconciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar aldesnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa dela furia.Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia,ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien,encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás deldisfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.

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