Cuélate en mis sueños esta noche.
Y por sueños puedes interpretar sábanas. Unas sábanas en las que taparnos para que no veamos salir el sol: donde jugar durante horas a hacernos cosquillas con los labios; donde leer palabras escritas con sudor y saliva; donde escuchar la melodía que dictan nuestros corazones.
Cuélate en mi cama, valiente.
Y déjame mirar cómo te duermes entre mis piernas y mis brazos. Déjame contar cada uno de los latidos de tu pecho. Déjame sentir tu respiración contra mi cuello. Déjame besar cada poro de tu piel. Déjame acariciar cada milímetro de tu cuerpo.
Cuélate.
Atrévete.
Sorpréndeme.
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